Entendemos el arte como expresión de la diversidad que permite reconocer prácticas y manifestaciones artísticas de diferentes culturas  estimulando procesos relativos a la reflexión crítica, lo cognitivo, la libertad de acción y pensamiento. El arte como práctica social y cultural produce relaciones y representaciones cargadas de significación, además de  modificar ideologías y códigos socioculturales.


El arte como evento creativo, es una vía para romper con los estatutos normativos y de dominación  para regresar el “poder” a la ciudadanía; un “poder” ejercido para, con y desde la colectividad. El “poder” se recupera cuando las personas se reconocen a sí mismas como sujetas de derechos capaces de incidir en su entorno, en la vida social, económica, política, científica y artística de la humanidad. Pero también, el “poder” se recupera cuando las personas  transformamos nuestra forma de relacionarnos con los demás, a partir de los afectos.

El arte es nuestro sonido  y la cultura nuestra memoria